Un año se fue y ya es tiempo de disfrutar. Esperamos 365 días para poder armar las valijas y escaparnos a algún lugar remoto, o no tanto, gasolero si el aguinaldo no fue lo que se esperaba o durante el año no se logró ahorrar mucho.
Nos vamos, escapamos, huimos del ruido de la ciudad, a pesar de que cargamos con los niños, valijas, perro, gato, canario y cuanta mascota o amigo del nene venga y nos sumergimos en un mar de relax....a pesar de que el viaje está lleno de ruidos, quejas, baches...vamos hacia adelante y cada kilómetro que recorremos nos sentimos más cerca de nuestra meta final.
Nos olvidamos de dónde venimos y nos enfocamos en "a dónde vamos". Queremos relajarnos, disfrutar, salir, pasear, playa, sol, arena y tiempo libre...nuestra mente, en otro planeta, lejos de las preocupaciones que nos esperan al regresar.
Sin embargo, muchos olvidamos que al irnos, nuestra casa queda desprotegida y no se toman algunas precauciones que podrían evitarnos problemas al regresar.
Por ejemplo, no es bueno anunciar a todo el mundo que "el 3 de enero me voy de vacaciones" porque nunca se sabe quién puede estar escuchando.
Se recomienda pedirle a alguien que día por medio venga a la casa, prenda las luces, riegue las plantas y se tome una cerveza para no dar la sensación de que no hay nadie.
Desconecto todos los aparatos, descongele la heladera, deje ventanas y puertas totalmente cerradas. Corte el agua, luz y gas.
Deje algún teléfono de contacto a un conocido por "cualquier cosa" que pase en el Edificio. Tenga en cuenta que por más que nos vayamos de vacaciones, los problemas no se toman vacaciones.
Como dice el dicho "es mejor prevenir....que curar" y en este caso, siempre es mejor tomar todas las precauciones posibles, aún exageradas, y no volver, como a varios les ha pasado, de encontrar su casa "dada vuelta".
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