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Muchas veces al recorrer las calles de la Ciudad de Buenos Aires, sobre todo el barrio de Once, aunque no es el único, me encuentro pegado en las paredes, los teléfonos públicos y otros lugares públicos pequeñas fotos de mujeres ofreciendo sus servicios. Es algo de todos los días encontrarme con esto, y me lleva a pensar en el lugar donde desarrollan su actividad y que, seguramente, será un edificio donde se convive con un ingreso y egreso de personas extrañas que llamarán la atención de muchos que viven ahí y generará cierto nivel de preocupación.
Este tipo de actividades, para muchos que viven en Edificios donde se desarrolla, generan varios inconvenientes: el más importante, a mi entender, es el ingreso y egreso de personas extrañas que pueden llegar a afectar la seguridad del resto de los vecinos. Algunos podrían decir que "los ruidos molestos" son uno de los factores que alteran la convivencia, pero no es necesario tener un "privado" para que este tipo de ruidos se generen.
Para los jueces, en este caso, determinaron que en el ámbito de los privados no se estaría violando la ley de profilaxis, con lo cual, luego de realizar ciertas investigaciones, se llegó a la conclusión que los número que figuran en los avisos son de personas mayores, 3 mujeres argentinas, y que no se las obliga a la prostitución sino que ofrecen sus servicios voluntariamente a cambio de dinero.
Tengo la sensación de que muchos edificios, luego de este fallo, tomarán ciertas medidas de seguridad, que recomiendo, como contratar personal de seguridad que registre la entrada y salida de las personas, con sus datos completos, y quizá, con el tiempo, muchos desistirán de realizar esta actividad.
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