Cuando se aprobó la ley 13.512, se pensó en beneficiar a la clase media otorgándole la posibilidad de una vivienda propia, pero inevitablemente surgieron nuevos negocios y el crecimiento económico acompañó a la actividad.
Sin embargo, la ley no sólo fue una nueva fuente económica sino también imponía una nueva forma de vida donde el dueño originario sería el que redactara el Reglamento de Copropiedad del edificio que regiría la convivencia de todos, pero además, se dejó en manos de la Asamblea de Copropietarios el control de la administración, siendo éstos dos puntos débiles de la nueva ley, pero desde una perspectiva actual.
En ese entonces, el número de propietarios no era significativo, en consecuencia, reunirse para tomar decisiones en la Asamblea no requería de mucho esfuerzo. Por el contrario, actualmente ese número aumentó considerablemente, y si sumamos el poco interés de la gente en relacionarse y resolver los conflictos entre todos, entonces el control se pierde, como también la posibilidad de modificar el reglamento originario, puesto que ahí también se establecen las mayorías necesarias para hacerlo.
Aquellos que vivimos en edificios y nos interesa lo que pase en él, también somos conscientes de que no es fácil convivir con otros. No todos somos tolerantes. La mayoría de los administradores no poseen ni diplomacia o paciencia y mucho menos, resuelven cuando se lo necesita. Ven a esta labor como un número más al final del mes que incrementará sus ingresos y tratan de que los días pasen lo más rápido posible, postergando las cosas y haciéndose los distraídos con otras.
Cuando se elabora una ley, se piensa en el momento actual, en la sociedad que será aplicada, en los individuos que viven en ella y ésta ley en su momento sirvió pero actualmente, la sociedad es otra, las personas y sus formas de relacionarse también, entonces, se requiere con urgencia una reforma que adapte la realidad actual al marco legal para que efectivamente pueda haber un control de la administración.
Para acceder a nuestro CONTENIDO EXCLUSIVO, suscribite GRATIS acá...
El problema principal pasa por la dificultad de remover al administrador e incluso cambiar parte del Reglamento de Copropiedad. Una nueva ley que modifique la actual y le brinde a los copropietarios mayoritarios la posibilidad de hacerlo sin estar atados a un quórum del 100% o incluso a la necesidad de una aprobación por unanimidad.
ResponderEliminarCambiar de Administrador siempre es un dolor de cabeza para la mayoría de los vecinos. Estar atado a un Reglamento que fue redactado por quienes no viven ahí y que además pone trabas para su modificación, empeora el panorama. A esto se le suma el desinterés de los propietarios de participar en las Asambleas. ¿Resultado? Todo sigue igual de mal y nadie pone su granito de arena para mejorar...Es triste, pero real.
Eliminar