El barrio porteño de La Boca todavía nos da sorpresas. En esta ocasión, fue el puente Nicolás Avellaneda el protagonista. A la altura de la Avenida Alte Brown, se sabía de la existencia de un túnel pero no dónde estaba ni en qué condiciones se encontraba.
Por motivo de los trabajos de recuperación del transbordador, los ingenieros a cargo del proyecto encontraron el misterioso túnel que comienza a unos 26 metros de profundidad, tiene 3 metros de algura y 1,80 metros de ancho, recorriendo por debajo el Riachuelo.
Se pensaba que el agua que lo tapaba era del mismo Riachuelo, pero resulto ser de origen pluvial. Además, está construido con materiales de primera calidad y se cree que por ese túnel pasaban los cables que proveían de energía a la isla boerense.
Posee descansos a medida que se va bajando en la perfecta estructura de hormigón, seguramente, para facilitar su reparación.
El proyecto de renovación significan 94 millones de pesos que, hasta ahora, mejoraron el tráfico vehicular y peatonal, como también, hacen sentir más orgullosos a los habitantes de la zona.
Se piensa colocar el gasoducto que recorre todo el puente por este túnel, pero todavía no es algo definitivo, sino que está en análisis.
Este puente es un icono del barrio porteño, inaugurado en 1914 y utilizado hasta 1960. Su función era transportar a los vecinos y empleados de los frigoríficos. Su construcción fue ordenada en 1908 y traída desde Inglaterra.
En 1994 se había ordenado que se desarmara, pero con la ayuda de los vecinos del barrio y algunos legisladores porteños, se logró evitar. En 1999 se lo declaró monumento histórico y se lo protegió a través del Decreto Nacional 349.
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