Este es un tema que ya fue tocado en otras ocasiones y que, lamentablemente, no tienen solución. Vivir en un Edificio implica que convivamos con otras personas, que tienen sus hábitos, sus horarios, su forma de ser y actuar, quizá distinta a la nuestra.
En este punto, empiezan los conflictos entre vecinos: música alta, ruidos molestos, basura que se arroja por las ventanas, entre otras, son algunos ejemplos que podemos encontrar cuando la vida de uno está tan cerca de otros.
"Educación" es la palabra clave que soluciona todos estos problemas y, desafortunadamente, no todos la poseen. ¿Porqué no recurrir al diálogo en vez de un insulto? ¿Es necesario levantarse a mitad de la noche e ir a tocarle la puerta a un vecino para que baje el volumen?
Se supone que el Administrador debe mediar ante estos conflictos y buscar una solución que sea justa para todos, sin embargo, en muchas ocasiones, se hace el distraído y minimiza la situación.
Entonces, ¿cómo actuar? No hay muchas soluciones. Si el Administrador no actúa, y el vecino sigue con la misma actitud, sólo resta intentar con una carta documento al Consorcio, al propietario y si la situación persiste, intentar con una denuncia en la policía y quizá, con una acción judicial.
No soy de las que aconsejan esa última opción, porque sería una pérdida de tiempo y dinero, sin embargo, hay casos en los que el daño es tan grande que sólo con la intervención de la justicia se logra ponerle un fin y remedio.
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